miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Hada de la Libertad



Soy el Hada de la Libertad. Mi luz nace de la ligereza de la brisa en la cual me filtro en cada amanecer. Me elevo en cada latido del sol naciente de los brazos de los rayos del alba y me fundo en el abrazo que nace en el despertar del día.

Os brindo un beso de luz cálida a todos aquellos que miráis al horizonte con ilusión, mientras permanezco en vuestros corazones agradecidos y me quedo en silencio, respirando vuestras emociones y esperanzas con el dulce fluir de vuestro ser interior.

Me lleno de vuestra esencia y os la devuelvo en la magia del momento que os hace sonreír sin esperarlo y que os muestra la sorpresa de los acontecimientos con la caricia del ahora que viene a cogeros de la mano y a meceros en el seno de la dicha.

Me asiento en vuestra alma, cuando las estrellas saludan a la luna y vuestros sueños abren los ojos al inconsciente. Desde esta perspectiva, añado gotas de serena emoción y de libertad a la lluvia de emociones que lanzáis cada noche en la inconsciencia onírica pero que yo tomo en mi regazo como palabras calladas que reclaman amor y belleza para ser sembradas en vuestra existencia al despertar.

Despierto al amor de vuestro corazón, cuando permanece en estado latente y silente para que muestre su fuerza al mundo y desate un tornado de hermosos sentimientos que provoquen tan bellos y sutiles matices a su alrededor, que un halo de transformación envuelva vuestro mundo en la quietud, el silencio, la dulzura y la belleza que residen en cada uno de vosotros.

En cada remanso del río, os envío frescura con el aletear de mis ligeras alas para que pronto revoloteéis en la fantasía y la aventura del nuevo inicio que tanto deseáis.

Soy el Hada de la Libertad y soplo en vosotros mi aliento hadado para que vuestros pies bailen al ritmo de las notas de luz que reaviven todos los aspectos de vuestro infinito potencial y os brinden el escenario adecuado donde vuestros más nobles e íntegras sensaciones, aquellas que más calláis y que permanecen en secreto, se manifiesten en todo su esplendor y os abran la llave de la felicidad, la alegría y la plenitud, rodeadas de la capa de autenticidad y de verdad del momento presente que os acoge.

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Agradecimiento a Helen Maran del Blog Meditaciones en el Mar Rojo


Quiero agradecer a Helen Maran del Blog:



que haya publicado textos de mi autoría en su maravilloso espacio virtual. Aquí os dejo los enlaces por si deseáis consultarlos:

¡Gracias, Helen, por tu labor de difusión de mis textos!

jueves, 23 de septiembre de 2010

Cuento del muchacho, el hada, el duende y el pegaso


Érase una vez un hada que se paseaba en el ser de un humano dulce y agradable de trato pero que se sentía un tanto dudoso con respecto a su vida que, aparentemente, era feliz y completa.

El joven siempre se preguntaba si más allá de todo aquello con que la vida le había bendecido y regalado, en realidad, hubiera algo más que a él se le había pasado por alto. En su cabaña en lo más recóndito del bosque, esa persona se cuestionaba mirando profundo en el horizonte de las montañas nevadas en medio de tanto silencio y de tanta calma que hasta se podía escuchar los latidos del muchacho. El resonar de esos latidos era tan profundo, que no sólo emocionaron al hada sino que un duende no pudo evitar ser atraído por lo significativo y auténtico de las emociones del muchacho.

El duende y el hada decidieron asociarse por el bien del muchacho y se posaron en los pensamientos y sensaciones del joven, para poder ayudarlo en su espiritual y sutil cuestión.
Descubrieron que el muchacho siempre se había dedicado por entero a su familia. Sus recuerdos latentes y sentimientos respecto a la misma eran limpios y cariñosos pero tras cada pensamiento el hada y el duende, gracias a su profunda sensibilidad e intuición, percibieron un tenue halo de libertad, aventuara y frescura juvenil todavía por descubrir y experimentar.

Así que estos seres de luz enviaron al muchacho unas gotas de lluvia…

¡Empezó a llover a cántaros! Así que el muchacho dio por finalizada su sesión de meditación e introspección rodeado y arropado por sus adoradas montañas, y corrió hasta una cueva cercana. En todos los años que el muchacho llevaba viviendo en ese bosque, nunca se había dado cuenta de la presencia de esa cueva. Así que, sin dudarlo, el muchacho entró en ella para resguardarse del chaparrón.

Al fondo de la cueva, el joven vio un bello y enorme pegaso que lo invitó a montar sobre él para cabalgar hacia un nuevo mundo de magia, sueños y fantasía.

El muchacho accedió pero antes le preguntó qué sucedería con su familia mientras él se ausentaba. En ese momento, el hada y el duende que se habían estado escondiendo en el interior del joven, salieron suavemente y se deslizaron por delante del muchacho, justo a la altura de ese corazón bondadoso, que tanto les había conmovido, para decirle que ellos se encargarían de velar por su familia.

El muchacho les agradeció tan noble gesto, mientras marchaba volando a lomos del pegaso rumbo a un nuevo sentido de libertad y de emoción en tierras lejanas.

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jueves, 16 de septiembre de 2010

A mi ángel guardián


Me tomas en tus alas ligeras
y me dejo caer en tu halo de paz.

La luz angelical guía mi ascensión
hacia un sentimiento
de confianza y bienestar,
que se mece serenamente
en mi vientre.

Un estado de calma infinita
me arropa el corazón,
como una ola mansa
que acaricia al océano,
cuando despierto de un letargo
en plena sonrisa del alma.













Lo sagrado y lo divino
se entremezclan con la magia
en una fórmula magistral
que hace florecer
el momento presente.

Me llevas, mi ángel,
en el vuelo del amor
hacia lo mejor de mí.

La música celestial
me empuja de nuevo
hacia ti
en una convergencia eterna
que me muestra al ser.


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jueves, 9 de septiembre de 2010

Las hojas secas y las hadas


















Besos de miel y caramelo
lanzan las hadas
a la hojarasca
que la brisa levanta del suelo
caprichosamente
en pequeños torbellinos
donde el silencio
se rompe
por el roce de las hojas secas,
el cual perciben las hadas
como divertidos chasquidos.












Las hadas vuelan tras las hojas
y les brindan su libertad de vuelo
para que puedan elevarse
hacia la belleza del cielo.

Es entonces cuando las hojas
recuperan sus alas
y retornan convertidas
en seres de luz,
ligeras y libres de manifestar
el esplendor de su alma hadada.


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domingo, 5 de septiembre de 2010

El pegaso del hada


Érase una vez un niña con corazón de hada, que vivía en una cabaña en un frondoso bosque. Hacía días que soñaba con un pegaso blanco y hermoso pero desconocía el significado que tal sueño le aportaba. Hasta que un día un bello e impresionante pegaso se apostó en la entrada de su casa.

Al principio, ella se asustó y le pidió que se marchara pero el pegaso no lo hizo. Pasaban los días y el animal no se movía de allí. Con el pensamiento, un día el pegaso le pidió a la niña-hada que se fuera con él. Ella accedió y el pegaso extendió sus alas nacaradas en un vuelo rumbo al Reino de las Hadas. Nada más llegar a este reino, a la niña-hada le crecieron un par de alas en la espalda similares a las del pegaso.

-Ahora eres un hada completa –le dijo el pegaso.

El pegaso le mostró los secretos del país de las hadas y la condujo en vuelo raso hasta el Consejo de las Hadas, las cuales decretaron que el pegaso y el hada nunca deberían separarse. Esto alegró a ambos.

Desde entonces, el hada es guiada por su pegaso y muchos cuentan que la pureza de ambos mantiene para siempre unidos a sus corazones.

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jueves, 2 de septiembre de 2010

Experiencias de un hada del bosque


Me vuelco en el seno de la Madre Naturaleza,
en el vientre de su Espíritu Verde,
en la paz del centro de La Tierra.

Me escapo con la corriente del río
y vuelo entre los juncos
en busca del alma eterna
de la luz del alba.

Me condenso en el vapor
del agua hirviendo,
mientras juego con los besos
con sabor a amanecer
y me fundo en el corazón del volcán.





















Me embelesa la frescura
de los brotes tiernos de la pradera,
cuando la primavera
asoma la cabeza
y las copas de los árboles
engalanan de frondosidad
los bosques.

Las hojas juegan con la brisa,
que se escapa entre las ramas
y los matorrales
en busca de las hadas y los gnomos
y del tesoro oculto
tras el camino tembloroso
de la luna llena
sobre el mar.

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