sábado, 17 de octubre de 2015

La discreción y el silencio de las hadas



En la discreción, el silencio y las emociones apacibles reside una luz singular que nos conecta con las hadas y con su vuelo rapidísimo y casi desapercibido, rasante, cercano y reservado para los corazones de serena alegría y tan fieles guardianes que siempre saben guardar un secreto, incluidos aquellos que les han revelado los seres de luz.
El desarrollo del silencio, la quietud interior, el no apego y la confianza en el sabio ritmo del Universo hará posible que las hadas se deslicen a nuestro alrededor con sigilo para guiarnos con sus susurros y en sueños hacia vías llenas de plenitud, aposentadas en la madurez de las emociones y con el objetivo de nivelar nuestra balanza interior para acercarnos al punto de equilibrio que precisa nuestra mente y nuestro corazón. Las hadas son expertas en leer y  analizar los sentimientos más escondidos, incluso aquellos de los que no se es consciente para que afloren al exterior, tomen tierra, echen raíces y se manifiesten para elevar nuestra consciencia, conocernos mejor a nosotros mismos, acercarnos a nuestra alma y ganar seguridad emocional. Se trata de lecciones que ampliarán nuestras perspectivas y que, tras haber superado el reto, dejaremos de ser los que éramos antes. Son hadas-brújula que nos animan a seguir un rumbo no planeado.
 Nos ayudaremos a nosotros mismos y a nuestros guías, si meditamos y nos quedamos en silencio lo cual nos permitirá adentrarnos en el ser y escuchar el parloteo de pensamientos y emociones que precisan ser sanadas para ser bañadas en el amor y la sabiduría de la luz del alma y, por tanto, alejarlas de la explotación a las que nos somete el ego.
La paradoja es frecuentemente uno de los guisos favoritos que nos preparará la cocina hadada de estos seres alados y observadores, gustosos de lo imprevisible, lo inesperado y de la sorpresa propia de la magia de la vida, que nos aleja de lo rutinario y de lo aburrido, y que, a su vez, nos enseña que en el juego de la vida las circunstancias son tan cambiantes y diversas, destiladas en lo efímero de cada momento presente, que no existen los términos absolutos, sino que cada momento puede precisar de algo distinto en función de los ingredientes con que se cuezan las situaciones, eso sí, siempre con el pleno respeto de los principios y valores. En este sentido, las hadas nos muestran la flexibilidad y la adaptación a lo que el instante trae a la existencia, es decir, nos enseñan a jugar y a desprendernos de viejos criterios para dar paso a una nueva forma de pensar que se aleja de lo fijo y de la imposición de ideas desde la apertura mental.
La observación interior y el silencio, aceptado y sentido de forma paciente y calma, nos acerca a lo íntimo, a la claridad mental, a lo que creíamos marchito, a lo más auténtico y tan escondido, que algún día dejó de existir al perderse la fe y la perseverancia en algún sueño perdido. Y las hadas lo elevan y nos lo presentan  para que nos demos de bruces con él y podamos batir nuestras propias alas… y volemos hacia aquello a lo que nunca habíamos soñado antes o a lo que ya habíamos olvidado. Su presencia indica que somos capaces de mucho más de lo que jamás hubiéramos imaginado y de que habrá valido la pena, una vez superado el desconcierto inicial o incluso la inquietud del instante.
Las hadas son conocedoras de la clarividencia, de las emociones humanas y de la intuición presente en cada corazón que late y el hecho de que puedan observarnos y pasar desapercibidas, les confiere una dimensión para nosotros frecuentemente imperceptible pero que les permite sentirnos tan de cerca, que es como si nuestra luz atrajera a la suya. Sin embargo, la nobleza, la inocencia y la sensibilidad pueden llegar a percibir esta dimensión hadada, cautelosa pero firme en su manifestación.


Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Técnica ilustración: Pastel blando y lápices de colores
Texto extraído de mi libro “Reflexiones de Hadas y Ángeles” Bubok Editorial http://www.bubok.es/libros/196731/Reflexiones-de-Hadas-y-Angeles