Ninfas




Te reflejas en la superficie de este lago tan etéreo por el efecto de la bruma que más bien se asemeja a una capa nebulosa y vaporosa. Aquí florece tu ser que permanece reposado y bañado de luz blanca como los nenúfares del lago.

El nivel de paz aquí y ahora es infinito pero te das cuenta de que no depende del aspecto tranquilizador del lago sino de ti. Sin embargo, el lago es consecuencia de tu estado apacible. Por eso, se ha presentado ante ti como fiel reflejo de tu estado interior.

Este lago rebosa divinidad, constituye un centro de pureza donde la mismísima Reina de las Aguas podría establecer su castillo de luz y agua.


La armonía es el emblema de este lugar del que te vistes con gusto y luces, así, tus mejores galas. Sientes una hermandad con las ninfas del agua que, juegan a lo lejos ajenas a tu discreta mirada.



Las ninfas interactúan con las libélulas, mariposas, peces e insectos del agua y comprenden su lenguaje. Disfrutar del estado hadado siempre fue tu mayor sueño y ahora lo estás experimentando a tu manera, de forma terrenal. Estás más perceptiva y abierta que nunca y por eso llegan a ti sucesos e información que antes te pasaban desapercibidos.

 Imagen registrada en Safe Creative*

Es algo que agradeces infinitamente y que siempre supiste que llegaría. Te muestras complacida de que los seres hadados se dejen ver, aunque hoy tú estés un poquito lejos de ellos. Sin embargo, aunque estén distantes, tú los notas muy cerca, como si te protegieran.
 
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Este lago de ensueño se halla rodeado de vegetación tropical y de pájaros y otros animales que se acercan a beber. Ellos te miran pero siguen bebiendo, tú no te mueves para no interrumpir sus sorbos.

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Las abejas liban el néctar de las hermosas flores que viven en el lago. Desde tu posición imparcial permites que todo siga su curso, su fluir natural sin tratar de alterarlo ni influir. Percibes en tu interior una ventana abierta al mundo que sólo mira como un espectador consciente de su papel desposeído de cualquier juicio. Sólo mirar, sólo observar con tu mirada atenta y consciente.

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El trinar de los pájaros te resulta una caricia para tus oídos y te tranquiliza por completo. Siempre hay alguien ahí además de ti. Relata y dibuja de forma neutral lo que acontece para reproducir una fiel muestra de la realidad atestiguada desde el ser. La práctica de este estado que bien pudiera definirse como meditativo bien pudiera ser tu pasaje a la iluminación. Sabes que todo te guiará allí pero no te preocupa en absoluto el cómo ni el cuando. Simplemente, anclas tus raíces mentales, como si fueran un gancho, un eje central que te pasa por la columna que sigue hacia abajo bajando sin parar, extendiéndose, creciendo hacia el mismo centro de la Tierra. ¿Y cómo no iba a ser así, si eres hija de la Tierra?


Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel

Las ninfas siguen contigo...


Te bañas en el lago desnuda como una ninfa de agua y te dejas caer sobre los nenúfares blancos en una caída suave coronada de aromas tan sublimes y profundos que se te van a quedar impregnados en el alma.

Completamente entregada al instante, estás cara a cara con él, habiendo renunciado a todo. Has soltado amarras para partir y empezar de nuevo.

Sientes ahora una pureza intensa que te brota del alma, como las fuentes que brotan de las montañas y que se dan a beber a desconocidos. Pisas el ahora con la fuerza de un ermitaño que camina lento pero cuya huella permanece estable.

Experimentas un renacimiento sin igual en tu vida que te arroja frente al instante y te deja al descubierto. Ya no dependes de la necesidad de protección por lo que empiezas a sonreír por el mero hecho de estar aquí y contemplar con sinceridad al momento que la vida ha depositado en ti. Lo acoges con amor y le abres las manos, haciendo el ademán de abrazarlo.

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Notas una presencia transparente y hadada que observa la escena y aprovechas para integrar su neutralidad y distancia a esta percepción de tu ahora para hacerlo más auténtico.  

Sales del agua, te secas y coges tu cuaderno de dibujo. Has adquirido perspectiva y profundidad y ya no dudas al plasmar la belleza que te rodea. Dibujas hermosas palabras y variadas formas que recogen la tenue luz de la escena. Sientes que estás en intimidad y a salvo. El silencio te rodea y te trae la canción de los ángeles, como un soplo divino que ya se ha colado por los poros de tu piel para quedarse en cada pliegue.

Castillos de fuego se divisan a lo lejos, como una visión, y como el humo, se desvanecen. Quizás sean las moradas de las hadas o de algunos de los personajes de tus cuentos. Tomas la idea de la forma de estas magníficas edificaciones medievales y la llevas a tu cuaderno. Esos castillos iluminarán tus cuentos de hadas y los niños jugarán frente a ellos, henchidos de felicidad.

La dimensión de ahora te enlaza con otras dimensiones paralelas las cuales tomas a tu gusto según te sople la brisa de este lugar especial que te habla sin palabras y que te conecta con tus ancestros.
Autora texto e ilustración: María Jesús Verdú Sacases
Texto e ilustración inscritos en el Registro de la Propiedad Intelectual
Técnica ilustración: Pastel